EL SUELO
Para los profanos en la materia, el suelo es suelo.
Es esa superficie sobre la que habitamos, que cambia constantemente de color, forma, composición, aspecto; sin apenas sin darnos cuenta de ello. Parece como si estuviese ahí siempre y lo tratamos como algo por supuesto, obligatorio, que nos es dado.
No sé si será por su baja posición con respecto a nosotros, pero en ocasiones hasta lo tratamos con desprecio. Lo consideramos sucio, poco higiénico, de baja estofa. Una pared tiene mucha más categoría que un simple suelo, dónde va a parar: Su posición elevada, su mirada altanera…, dónde va a parar…
Para los no iniciados, no es más que eso.
Lo cierto es que al principio de nuestras vidas mantenemos una relación muy feliz con el suelo. Una dicha, poco duradera, que nuestra bípeda forma de vivir se encarga de truncar. Quizás con poca suerte, nos topamos con él en algún momento esporádico de torpeza, pero cada vez lo vemos menos. Algún día descubriremos que vive lejos, muy lejos, en un lugar prácticamente inalcanzable…
LIMPIEZA EN ESCUELAS DE DANZA
Para el profesional, el suelo ya no es algo impersonal. Cada uno tiene sus características, detalles, matices…
Si preguntásemos a personas que bailan en escuelas de danza, probablemente nos dirían que quieren al suelo. El suelo es su herramienta, se mimetizan con él, lo abrazan, lo rozan, lo huelen, lo acarician… Saben que el más apropiado debe ser aquél que absorba cierto porcentaje de su fuerza de impacto, con efecto amortiguador o con una ligera elasticidad y que, por supuesto, goce de otras virtudes como resistencia, insonoridad y cierto grado de deslizamiento.
Nos dirían que sus suelos están compuestos de materiales tan dispares como el linóleo, la tarima flotante, el vinilo, el aglomerado, la madera, el hormigón e incluso tapices.
Probablemente también nos dijesen que han de estar pulcros, olorizados correctamente, tratados con productos neutros hipoalergénicos, sin olores químicos. Nos reclamarían minuciosidad con el tratamiento de cada una de las superficies, respetando y potenciando todas sus propiedades.
Así es como tratamos el suelo en El Gato Limpieza. Con el respeto que nunca debió perder. Tratando a cada uno de cerca, personalmente. Siendo muy específicos en la aplicación materiales y productos para hacerlos agradables, higiénicos y duraderos en el tiempo.
Para los profanos, el suelo es suelo; para el profesional, es otro bailar…