ME GUSTA MI TRABAJO
Sí, me gusta mi trabajo.
Me agrada el horario, los lugares donde lo desempeño, mis compañeros. El trato que recibo, mis honorarios e incluso; y pese a que no os lo creáis, me gusta mi jefe. Pero lo que más me llena y apasiona de él (del trabajo, no de mi jefe), es lo importante que me siento al realizarlo.
Es verdad, es un curro silencioso y sin méritos, además de una labor muda, humilde, queda. De esas que no hacen ruido y en las que nadie repara. No recibo palmaditas en la espalda, ni agradecimientos después de una jornada de trabajo bien hecho, y por supuesto, nadie me desliza un sobresueldo cuando las cosas van bien.
Pero mi trabajo es muy importante y de gran peso. Entraña una gran responsabilidad.
Y me gusta el desafío. Me gusta esa responsabilidad.
TRABAJO EN LIMPIEZA PROFESIONAL DE COCINAS
Trabajo en la limpieza profesional de cocinas. Concretamente, en la zona de contacto directo con alimentos. Otras compañeras mías trabajan en otras zonas, pero nunca nos vemos en el trabajo. Mi jefe sabe, pero que muy bien, que en una cocina no se mezclan churras con merinas.
Mi trabajo requiere conocer al dedillo los protocolos de limpieza, enjuague, desinfección y aclarado. Trabajar mano a mano con productos neutros que sean implacables con microorganismos y patógenos, pero adecuados según la naturaleza de las superficies con las que tengo contacto. He de ser, y soy, metódica y pulcra.
Sé de la importancia de mi trabajo. Sé que en mi mano está la salud de muchas personas y la reputación y prestigio de otras; así que, aun sabiendo que soy una pequeña pieza del engranaje, me siento tan importante como el mismísimo chef…
Firmado.
Una bayeta del equipo de limpieza profesional de cocinas de Elgatolimpieza